Antonio TENORIO ADAME
La Presidenta de México ha sido declarada la quinta mujer con mayor poder del mundo en el 2025. Es tiempo de mujeres y son tiempos de guerra.
La razón de la designación por la revista Forbes fue “por ser elegida la primera Presidenta de México en una victoria aplastante en junio 2024”. Esta declaración supera a cuatro mujeres, ejecutivas de instituciones supra nacionales y de gobierno, tres de origen europeo y una del Japón.
La grandeza del poder de la presidenta Claudia fue puesta a prueba para responder sobre el otorgamiento del Premio Nobel de La Paz a la venezolana María Corina Machado Parisca, a lo que solo expresó: “Sin comentarios”.
Añadió “México, siempre va a defender la autodeterminación de los pueblos, la nueva invasión, la injerencia, y la decisión de los pueblos de tener a sus gobiernos, que decidan los propios pueblos. Es muy importante por la situación que está viviendo Venezuela”.
La respuesta de Sheinbaum no puede ser calificada de evasiva, porque tuvo la capacidad de revertir un desafío mediático en una consecuente postura en el conflicto político que tensa la seguridad continental de la región de nuestros pueblos de Latinoamérica.
Las dos vertientes del orden político mundial señaladas, el premio Nobel de La Paz y la incertidumbre de la tensión de conflicto de Venezuela se han desarrollado en claroscuros, como se advierte enseguida.
El Premio Nobel se ha otorgado a cuatro presidentes de los Estados Unidos: Theodore Roosevelt, en 1906; Woodrow Wilson, en 1919; Jimmy Cárter, 2002 y Barack Obama 2009.
Las contribuciones a la Paz de los galardonados es reconocida, al menos los dos primeros de la lista fueron severos intervencionistas de las “cañoneras”, impulsores del famoso slogan de la doctrina del Big stick, de la zanahoria y el garrote y en el desembarco de marines en Veracruz en 1914.
Este año no se le otorgó a Donald Trump, en traslape alterno se le asigna a una venezolana cuya incursión por la Presidencia de su país ha vivido los quebrantos derivados de la geopolítica por la disputa de las reservas petroleras que buscan ser poseídas por el imperio norteamericano.
Estados Unidos comenzó su política expasionista desde la promulgación de la Doctrina Monroe de 1823 de la que se derivó la Doctrina del Destino Manifiesto con la cual se fundamentó la guerra contra México 1846 para despojarle la mitad del territorio. del territorio. A medida de que los Estados Unidos consolidaron, su política expansionista se aceleró en diversas fases con la reformulación de la política de Washington hacia América Latina, se presentó como “corolarios“ sucesivos.
La política de seguridad de los Estados Unidos ha sido la cubierta de legitimidad con la que se establecen los ejercicios de fuerza militar para dominar la región continental con las características propias de dominio, por medio de declaraciones basadas en corolarios presidenciales como políticas exteriores de cada gobierno.
El corolario Roosevelt, en la conjunción de los siglos XIX y XX, fue decisivo en la intervención de la Guerra contra España, para intervenir y condicionar en la independencia de Cuba y el desplazamiento del control colonial de Filipinas, como también la mutilación de parte del territorio de Colombia para la construcción del Canal de Panamá.
La formación de gobiernos en el Caribe y gran parte de América mestiza se realizó con la imposición de dictaduras feroces en las “repúblicas bananeras”, las que llegaron a su fin con el triunfo de la Revolución Cubana, a la que se le frenó con un cerco comercial, hoy con más de medio siglo de aislamiento.
La defensa de los recursos económicos y del dominio del mercado ha impulsado a la geoestrategia norteamericana a manipular la democracia liberal para definir por medio de la legitimidad los gobiernos que se sujetan o no a la libertad de mercado para garantizar la dominación de las empresas estadounidenses.
Los estados que rompen con el dominio norteamericano son ubicados en el “área de dictaduras”, son objetos de represalias económicas, cercos, embargos, sustracción de fondos internacionales, etc.
El caso de Venezuela, país con grandes reservas petroleras al que se le sancionó con el congelamiento de sus depósitos bancarios, el embargo del transporte de su petróleo, así también el asedio de embarcaciones calificadas, sin comprobarse, de narcotráfico, etc.
Las condiciones geopolíticas de Venezuela no son comunes a una democracia liberal, desde luego es de reconocimiento público, porque se trata de una realidad bélica que imposibilita la vida cotidiana de Paz.
La declaración de Trump para ofrecer una recompensa a quien facilite o entregue a la persona de Maduro es un ultraje a la dignidad nacional de Venezuela; es la otra cara oscura de la moneda de otorgar el Nobel a María Corina Machado como súbdita del autoritarismo de la Casa Blanca.
El transcurso de la historia se inscribe con Juana de Arco como la mujer que se distinguió con la capacidad de estrategia y coraje para conducir la guerra.
Ni Sheinbaum ni Machado disponen de los alcances de la “Doncella de Orleans”; la diferencia entre una y otra dama, no solo es “una abrumadora victoria electoral” frente a “recibir el premio Nobel de La Paz”, sino sobre todo de obtener el “mandato de su pueblo” confrontado antes que “asumirse como súbdita del imperio”.


