* Dicen que la síndica Hilda Flor Maldonado Medina, deshonra la memoria de Carlos Manzo
Por: Miguel A. Mariscal
Uruapan Michoacán a 12 de noviembre de 2025.- El deceso del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, empieza a dejar ver viejos esquemas de corrupción y malas prácticas de gobierno, contra los que siempre luchó desde la posición en que estuviera.
La síndica municipal, Hilda Flor Maldonado Medina, quien se siente apesumbrada porque no logró el objetivo de encabezar por 60 días el municipio de Uruapan después de la muerte del edil uruapense, empieza a tejer una historia, que, si bien la conocen los empleados del gobierno local, ahora comienza a salir a flote ante los ojos de los uruapenses.
La primera falta, de muchas más, que delatan los trabajadores del Ayuntamiento, es que justo el día que murió Carlos Manzo, al gobierno municipal le entregaron dos vehículos nuevos, los cuales en lugar de pasar por el área correspondiente para su posterior asignación, la síndica municipal, optó, a título personal, quedarse con ellos.
Estas dos unidades automotoras -una camioneta y un Ford Fiesta- pasaron sin filtro de forma directa a las manos de Maldonado Medina, mismas que se sumaron al Nissan Versa que tenía asignado para su uso personal desde el inicio de sus labores en el 2024.
Lo peor es que no las usa para servicio del Ayuntamiento de Uruapan, sino que están a su disposición personal, ya que se ha visto a sus hijas haciendo uso de ellas. Incluso, éstas últimas van y vienen a Morelia en esos vehículos que son estrictamente de carácter oficial.
La lista de quejas que exponen a Hilda Flor Maldonado Medina es muy larga. La culpan de conspirar junto con la ex alcaldesa Mary Dóddoli para quedarse con el puesto de presidenta municipal por hasta 60 días luego del fallecimiento de Carlos Manzo y que por decisión del Movimiento del Sombrero quedó en manos de su esposa, la señora Grecia Quiroz.
Su misma profesión de Técnico en Citología, egresada del Conalep, ha sido una gran limitante para resolver asuntos relativos a su investidura, lo cual ha generado retrasos y omisiones en los asuntos legales que tiene que resolver el gobierno local. La tildan de socarrona y evasiva cuando le exponen laudos por analizar, o cualquier otro asunto de tipo legal.
De su carácter ni hablar. Tiene un enorme corazón con los de fuera de casa, pero con los trabajadores se ensaña, ya que éstos la ven como una persona conflictiva que no resuelve nada, lo que ha generado que esta política catalogada como la segunda al mando en la administración local, esté peleada o distanciada con casi todos.
De las tres Direcciones a su cargo, sólo operan dos: la de Patrimonio y Transparencia, en tanto la de Conciliación está acéfala desde el 2024, sin tener la capacidad de sacar de todo el puñado de trabadores que tiene a su cargo, alguien que la dirija. Las consecuencias de esto es que la población, cuando busca una ayuda, simplemente no la tiene.
Para Uruapan y su población, la falta de Carlos Manzo empieza a generar aspectos negativos contra los que tanto luchó. La síndica municipal es quien se gana el premio mayor de viejas prácticas nocivas para un gobierno que nació de la necesidad de un cambio, producto del hartazgo de la gente por otros sistemas de gobierno.
A los escoltas, además del servicio diario en la administración pública, los lleva los fines de semana para custodiar su casa, en tanto que a los empresarios de Uruapan les pidió vehículos regalados, lo cual fue frenado por Carlos Manzo una vez que se enteró de esta disparatada idea.
En el afán de conservar su coto de poder, además de aliarse con Mary Dóddoli, también es cercana a la regidora por el Verde Ecologista, Janeth Zúñiga, con quien hace un entramado para estar fuera de la línea que marcó desde un inicio el presidente Carlos Manzo, quien por defender sus ideales de trabajar por el pueblo, perdió la vida.
Ahora, para fortuna de Uruapan, Hilda Flor Maldonado tiene una autoridad superior, la cual recae en la figura de la presidenta municipal, Grecia Quiroz, quien debe estar al pendiente del mal trabajo de la síndica, del uso a discreción de los recursos del Ayuntamiento, de los gastos excesivos con que se conduce, y de toda una gama de anomalías que por fuerza deben corregirse si se desea honrar la memoria del alcalde Carlos Manzo.
