Es necesario un modelo en el que la ciudadanía tenga mayor capacidad para influir en las decisiones del país
Morelia Michoacán a 29 de diciembre de 2020.-En México existe déficit en la construcción del Estado de Derecho, esto debido a que los peores lastres nacionales persisten de fondo y sólo se dice combatirlos en el discurso, pero en los hechos se han profundizado, recalcó la diputada Miriam Tinoco Soto, coordinadora de la Representación Parlamentaria de la LXXIV Legislatura del Congreso del Estado.
La diputada apuntó que la inseguridad, la violencia, la pobreza y la corrupción siguen siendo realidades lacerantes para las y los mexicanos, en donde incluso temas como el del combate a la corrupción que ha servido como estandarte del Gobierno Federal, resultan sólo ficción, tanto que ha sido frecuente conocer casos de familiares vinculados con el presidente de la República señalados por actos que evidencian nepotismo y manejo irregular de recursos.
“Es claro que el modelo presidencial persiste y se ha venido ahondando en los dos últimos años con una mayor concentración de poder, desde una perspectiva totalitarista”.
En ese sentido, Miriam Tinoco refirió que un cambio de régimen debe ir más allá de personajes y partidos, y es necesario un modelo en el que la ciudadanía tenga mayor capacidad para influir en las decisiones del país, comenzando por aquellas que inciden en la calidad de vida de la gente, es decir, un gobierno de la ciudadanía y no uno del presidente de la República.
“Es urgente permitir el avance nacional a través de la construcción de una ciudadanía fuerte, crítica, informada y participativa; la participación ciudadana es la vía para que México pueda caminar y desarrollarse frente a lo que es una evidente ineptitud por parte de sus autoridades federales”.
La legisladora recordó la importancia de empoderar a la sociedad y abrir mayores espacios para la participación ciudadana en la vida pública, tanto en la toma de decisiones como en la vigilancia del cumplimiento de las metas de gobierno.
Subrayó la urgencia de acotar el presidencialismo imperante, con una distribución efectiva del poder y mejores mecanismos de control entre los tres niveles, así como en las relaciones entre las regiones y la federación.