Morelia, Michoacán a 27 de enero 2021.- Iniciemos con estas palabras: No robar, no mentir, no traicionar.
Mariana Sosa, Rectora de la Universidad Latina de América, se registró como aspirante a diputada federal por el distrito 8, Morelia, en el Movimiento de Regeneración Nacional. Con este albazo, traicionó la confianza de la directiva de la UNLA que apostó a su condición de académica y “apartidista” al confiarle tan honroso cargo. No traicionar.
Mariana Sosa, nació en la Ciudad de México.
Su vida política (siempre disfrazada con la “academia”) inicia en el año 2000 en el equipo de Vicente Fox, desde ahí ligada a Gisela Rubach, consultora de marketing político. En esa aventura estuvo vinculada a Rafael Rangel y, gracias a esa relación llega al Tecnológico de Monterrey campus Morelia.
De la mano de Rubach, forma parte de la campaña del entonces candidato del PRI al gobierno del estado, Jesús Reyna García. Ya sabemos cómo terminó esa historia, una de las tantas derrotas la dupla Rubach-Sosa en Michoacán. ¡No llegó Jesús!
Gracias a la intervención de algunas amistades pudo lograr el cargo de asesora en la Coordinación de Planeación en la administración de Leonel Godoy, aunque no duró mucho en el cargo. Tentada (otra vez) por su mentora, dio la espalda a quién le abrió la puerta en el gobierno perredista y se subió al barco proselitista de Luisa María Calderón, la “hermana del presidente”, quien buscaba ser la primera gobernadora del estado. Otra derrota para la dupla Rubach-Sosa.
Quedó a la deriva hasta que la asociación Mexicanos Primero la colocó como vicepresidenta en Michoacán. En su gestión, arremetió fuerte y constante contra la CNTE (aliados de la cuarta transformación), atendiendo instrucciones directas de Alejandro Ramírez y Claudio X González, quién ahora es el arquitecto de Sí Por México, la alianza del PRI, PAN y PRD que pretende arrancarle la mayoría legislativa a Morena. No Mentir.
En estos días, Alfredo Castillo, el enviado de Peña Nieto a Michoacán, el déspota que se entronizó como Virrey, es noticia gracias a la determinación de la Secretaría de la Función Pública de inhabilitarlo por 10 años, “por omisiones en sus declaraciones patrimoniales”; faltó a la verdad en su declaración patrimonial de 2014 a 2016. Una de sus más cercanas colaboradoras (y confidente) durante su gestión para apaciguar la situación política y social en el estado fue precisamente, Mariana Sosa y, otra vez, Gisela Rubach.
El “heredero” del Virrey Castillo fue Salvador Jara Guerrero, el títere impuesto para cuidar los intereses de los mexiquenses que continuaron exprimiendo todo a su paso. Sosa fue nombrada directora del DIF estatal y abusó hasta el cansancio del cargo. De esto, hay suficientes testimonios en medios de comunicación.
Siguió a Jara a la subsecretaría de Educación Superior, pago que recibió el exrector por su “trabajo”. En la estructura de la Secretaría de Educación Pública fue nombrada Coordinadora de Planeación Estratégica y Evaluación Universitaria de la Universidad Abierta y a Distancia.
Si la “encuesta” la favorece, una colaboradora de Salvador Jara, de Alfredo Castillo; estratega de una hermana de Felipe Calderón, de un candidato del PRI y de Vicente Fox, académica en universidades Fifís, antítesis del proyecto educativo obradorista, será candidata de Morena a una diputación federal.