Por Boris González Ceja
Enero 10 de 2025… Sólo el hombre es capaz de tropezar tres veces con la misma piedra y sentir que su vida tiene un sentido, y de ninguna queda impune; aquí y en la realidad no aplican sus chistes sobre Límite, ni los memes que sólo buscan distraer.
La temporada decembrina y sus festejos generalmente alborotan los deseos de consumo, simulando que se tiene dinero infinito, alentado además por intensas campañas de marketing que ofrecen sentimientos, más que productos en sí.
En el caso de las compras compulsivas podemos observar cómo se parece mucho a un acto obsesivo, que tiene una forma de ritual; y que algunas veces se configura con otras obsesiones que actualmente son comunes, como los síntomas de limpieza (las obsesiones de contaminación), la simetría (obsesiones de afinidad, de orden) y los pensamientos prohibidos (por ejemplo, de agresión, obsesiones sexuales o con la religión) o de daño (tales como el temor a hacerse daño a uno mismo o a otros).
Según el Manual Diagnostico de Trastornos Mentales, un comprador compulsivo tiene comportamientos reiterativos que no pueden detenerse de manera consciente, entre los que se encuentran el realizar comprobaciones de manera insistente o actos mentales como contar, repetir palabras en silencio, leer determinadas cosas, etc.; de carácter repetitivo y que tienen como función la reducción de la angustia o la prevención de un acontecimiento negativo (con ejemplos clásicos como el lavado de manos para evitar la contaminación por gérmenes, pisar determinadas zonas para evitar algún supuesto acontecimiento negativo en la familia, etc.).
El comportamiento repetitivo que algunas personas sienten la necesidad de realizar, tiene todas las características de una obsesión, y en este caso, relacionado con el dinero: es un impulso inconsciente que nos mueve, muchas veces a donde no queremos llegar.
Cuando podemos comprar algo, fruto del trabajo, la dedicación y el esfuerzo honesto, la satisfacción es mucha y duradera. Pero hay un grupo de personas cuyas compras les generan insatisfacción, ya que se llevan a cabo para encubrir ansiedades, les generan una culpa y un proceso del que no pueden salir, como si un demonio les pidiera hacer algo que no quieren.
Así como el juego y las apuestas, las compras compulsivas son padecimientos que las personas viven, y que se refieren al deseo incontenible de comprar algo para aliviar un hueco emocional, con una afectación en la economía de la persona y de su familia, generando un estrago que deja huellas duraderas, en el alma y en el bolsillo.
Una persona que sufre por las compras compulsivas generalmente tiene otros problemas psicológicos como la depresión, la ansiedad, o conductas antisociales, lo que hace que se vuelva un ciclo, un círculo vicioso, como es del conocimiento público.
En general una persona que tiene una neurosis y que pasa por las compras compulsivas encuentra satisfacción en comprar para sí algo que le genera bienestar, aunque su tiempo esté contado con los bancos y con su benefactor.
La gratificación inmediata que genera el poder comprar, es la forma enfermiza más notable del consumismo voraz, donde el capitalismo encuentra su más acabado triunfo.
Asistir con un psicólogo es necesario para sanar lo que se encuentra en el trasfondo de la compulsión a comprar, donde el experto te ayudará con un diagnóstico para entender desde donde viene ese problema y hacia dónde va, buscando generar conciencia emocional y estrategias que limiten el comportamiento impulsivo de comprar, sobre todo con procesos que te harán mejorar como persona y crecerás en tu vida socioeconómica.
Aquí aplica lo que dice el poeta sobre nuestros errores, nuestras ruinas y nuestra capacidad de ser libres sin generar daño a nadie: LO QUE QUEDA … ved que son muchas las opciones / y todo es útil; / no sólo la virtud o el heroísmo, / sino el error, tan necesario; / … podemos ser deliberadamente / dioses o ruina; / más nada es igual; / … miradlo y estudiadlo bien, / porque, en definitiva, lo que queda, / es lo que hace más libre al hombre (Orión de Panthoseas).
Causas y azares…
• La Secretaria de Educación tiene muchos años sin contratar psicólogos para las escuelas, y los psicólogos educativos están dando terapia en Salud; usted diga cómo vamos.
• El desabasto de medicamentos, la falta de médicos especialistas y de psicólogos en los centros de salud y hospitales, sigue siendo el pan nuestro de cada día, con lo que las malas prácticas del pasado se actualizan de manera dramática.
• La estéril discusión sobre el Fentanilo en México sólo beneficia a los mafiosos; o se hacen las drogas legales y se abordan con una perspectiva de salud, o seguimos con el tema de seguridad y siguen siendo ilegales, siendo el negocio de los lobos y de los lobos disfrazados.
Hasta la próxima, que el mundo es un hecho infinito, lo que un individuo puede conocer es una partícula.
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